Historia de las empanadas argentinas

Ya sabéis que en Rekons os ofrecemos las mejores empanadas argentinas de Barcelona pero, ¿os habéis parado alguna vez a pensar cuál es el origen de este plato tan exquisito?

Para los que hayáis respondido Argentina o cualquiera de sus municipios, buen intento, pero no. Un plato tan típico de nuestro país tiene, según cuenta la historia, su origen Persia. Sus fatay llegaron a la Península Ibérica en el siglo VIII con la ocupación árabe y algunos años más tarde conquistadores y colonizadores españoles las llevaron para América, después de haber sufrido algunas modificaciones respecto a la receta original.

Cuando llegó a América, se asentó primero en la región andina y fue modificándose con los productos autóctonos de cada territorio. A lo largo de toda la cordillera latinoamericana la empanadilla presenta distintas variantes. Incluso dentro de la propia Argentina, cada en cada región adopta diferentes características: hay variantes más o menos jugosas, algunos le ponen patata hervida, otros huevos, otros pasas de uvas o aceitunas, pero la base es la misma, una rica carne vacuna y una cebolla picada bien fresca.

Más allá de su lugar de procedencia, el origen práctico de las empanadillas se remonta a la costumbre de rellenar panes con carne, pescado o vegetales que los pastores se llevaban para comer en el campo.

Con el tiempo, se empezó a cocinar la masa de pan junto con su relleno y, más tarde, se elaboraron otras masas para envolver el relleno. Este tipo de preparación dio origen a platos como los calzone italianos, las empanadas gallegas y los Cornish pasties británicos. Posiblemente también, de un modo similar, surgieron los briks tunecinos, los börek turcos, y los lahmayun, sfihas y fatayer árabes.

Como curiosidad, en la Wikipedia nos cuentan que en el Llibre de Coch, recetario en catalán publicado en Barcelona en 1520,5 Ruperto de Nola menciona empanadas rellenas de atún, anguilas, trucha y congrio.